Verônica Loss - Michel Croz (textos leídos en P+P)

LA PIEDRITA

Ejercicio Teatral (Dramaturgia: Michel Croz )

Acto Primero

Dos personajes están sentados. Cae una piedra al lado de la mano de A. Están vestidos de negro. Hay un perchero al fondo.

A – No me interrumpas. (Pausa)

A – (Exaltado) Te estoy diciendo que no me interrumpas

B – No puedo estar más callado.

A – ¿Y qué te parece? Eso es lo que me perturba. No me dejas hilvanar mis pensamientos.

B – (Inseguro) Es que no sé que hacer.

A – Ahhhhhhh! Y todavía lo decís. (Ríe)

B – Mirá, te propongo un trato, ya que es forzoso que compartamos este lugar, yo me doy vuelta y vos también y así ambos nos daremos la espalda. De esa forma...

A – (Que ya ha empezado ha reír cuando comprendió la idea, interrumpe a B con risas más potentes) ¡Qué gracioso! Vos siempre me pareciste bromista. Pero nunca te creí estúpido. Mi espalda es la parte más sensible de todo mi cuerpo. No soportará tu presencia. Va a empezar a temblar, hasta descontrolarse y volverse completamente loca.

B – Sin embargo, hasta hace un rato vos y yo compartíamos este lugar tranquilamente.

A – Mi querido, la paciencia tiene un límite... o es que vos no lo sabés.

B – (Sonriente) ¡Oh0h0h0h! Ya lo creo que te encargarás de enseñármelo. Soy muy buen alumno... de buenos maestros claro.

A – Así que además de estúpido, irónico me resultaste. Tu impertinencia es más grotesca que tu presencia. (Irritado) No podré pensar nunca más en mi vida si vos te empeñás en molestarme.

B – (Disculpándose) No quise ser irónico.

A – ¡No te exasperes! No te imaginas lo que puedo llegar a hacer cuando un ser detestable me distrae de mis pensamientos.

B – (Lo mira fijamente)

A – Te estoy hablando, así que no te hagas el idiota! (Exaltado) ¿Qué me miras con esa cara?

B – Estaba viendo su ojo. Desde que lo observo ya ha cambiado de lugar varias veces.

Oscuridad, una música que entra lenta comienza a perturbar la escena, una luz se mueve enloquecidamente de un lado a otro. Es una luz verde. Los personajes corren, patean la piedra deliberadamente, no se tropiezan entre sí, cuando están cansados se sacan una prenda de ropa y la cuelgan en el perchero.

Cesa la música

Acto Segundo

Los dos personajes están de espaldas entre sí.

A – (Sereno) Tranquilidad. Al fin. Ayer cayó una piedra al lado de mi mano, justo cuando yo estaba pidiendo una señal. (Pausa) (Preocupado) Una piedra que no es dueña de su destino una simple piedrita que es arrastrada por el viento... El viento, sí quizás fue el viento. (Su espalda comienza a tener leves movimientos que se irán convirtiendo en violentos espasmos, mientras sigue el siguiente monologo. ¿Y qué me quiso decir el viento? ... Bueno... yo estaba al costado de ese camino que no parece tener fin... no había visto antes ese camino y yo quería saber adonde llevaba... Sí ahí está el mensaje. El viento a través de la piedra... ¿Pero será ese el camino que debo seguir? Si así fuera necesito una señal, necesito una nueva señal. (Los espasmos violentos lo hacen tomar conciencia del otro. Cae) ¡Basta! Dejá de molestarme. (Casi sin voz)

B – (Silencio, está muy triste)

A – No vamos a empezar de nuevo, ¿no?.

B – (Un poco reanimado) Bueno, Habíamos quedado en tu ojo... (Se da vuelta para mirarlo tímidamente. Aparece la luz verde y van desapareciendo las luces, queda la luz sobre el fondo). Sí, ese resplandor... (Se va el foco vuelve la iluminación).

A – Habíamos quedado... habíamos quedado en que tu me perturbabas. Ya no sé que camino tomar. Cada vez que estoy a punto de descubrirlo, vos te interponés en mis pensamientos. Vos te burlas de mi paciencia.

B – Yo no me burlo. Estoy.

A – ¿Qué decís?

B – Eso. Claramente. Simplemente. Estoy.

A – Si, si. Tenés razón. Vos estás... vos estás. (Gime)

B – Tu espalda ha quedado toda roja. (Pausa larga) ¿Sabés? Me gustaría ayudarte. Pero... Ahora tengo la sensación de que te conozco de toda la vida. Aunque creo que no debés de haber sido siempre así, tan... tan... (A está asustado, B lo levanta suavemente dejándolo sentado a su lado. Cuando le va a tocar la espalda A grita. B igual se la toca levemente, A deja de gritar. B le acaricia la espalda, A se va entregando de a poco, B se saca el pañuelo y también se lo saca a A. Se levanta los cuelga en el perchero, A se cubre con ambas manos a modo de abrazo, B vuelve junto a el). Mirá tu espalda ya está mejor. Miráte, ¡dale! Mírate. (A trata de mirarse la espalda, está agotado)

Oscuridad. La misma música nuevamente. Se asustan. Empiezan a correr pechándose entre ellos. Caen agotados. Se van encendiendo las luces. Para la música.

Acto Tercero

Están de frente entre ellos

A - ¿Sabés? Yo no sé que camino seguir. Estoy esperando una señal. Hace mucho tiempo cayó una piedra al lado de mi mano, ella traía un mensaje muy importante... Pero yo estaba rodeado de enemigos y ellos la escondieron... Ya no la busco.

B - Cuando cayó esa piedra a tu lado... hace tiempo ya... estábamos juntos... sí, sí... pero los enemigos, ¿eran muchos?... no los recuerdo...

A - Sí, eran muchos, tantos que destrozaron mi ropa... ¿viste? Por eso ando desnudo... y además se encarnizaron con mi espalda... pero, ¿tú decías que estábamos juntos?

B - Si. Tan juntos que con tu ropa se llevaron la mía...

A - ¿Y tú sabés qué camino tomar?

B - Yo me quedo aquí. (Lo mira fijamente)

A - ¿Por qué me mirás?

B - No sé... es que... esa luz verde... cegadora... me parece que me dice cosas... (Lo vuelve a mirar)

A - Pero, ¿por qué me miras así? (Exaltado)

B - Sólo recordaba... tu ojo.

A - Mi ojo, mi ojo es igual al tuyo...

B - ¿Cómo lo sabés?

A - Pues... porque lo estoy viendo.

B - Yo también lo estoy viendo pero eso no es razón suficiente para... (Sopla un viento) ... para decir que es igual. (Muy inseguro)

A - ¡Shhhh! ¿Escuchás?

Cae una piedra al lado de la mano de B. Comienza la música. Se apagan las luces. Se enciende el foco verde, que cae sobre la piedra.

B - ¡No me interrumpas!

Cesa la música. Apagón total

(Interpretado por David Benavidez e Verônica Loss)